En los momentos actuales, la situación en Palestina está llegando a un punto muerto. Netanyahu no quiere continuar el camino trazado para la segunda fase del intercambio de prisioneros por motivos personales y partidistas, y está haciendo peligrar todo lo alcanzado hasta ahora para sofocar el genocidio. EEUU, por su parte, continúa apoyando a Israel con una generosa partida presupuestaria y armamentística, al tiempo que el Presidente Trump extorsiona al pueblo palestino de manera obscena en redes sociales, y propone a Gaza como destino turístico tras la limpieza étnica del territorio.
Gaza lleva 13 días sin recibir ningún tipo de ayuda humanitaria, y lleva 3 días sin suministro eléctrico por el bloqueo sionista, en un territorio que recordamos tiene una extensión similar a la isla de La Gomera que concentra a más de 2,4 millones de personas. Mientras tanto, el ejército de ocupación israelí continúa desatando su ofensiva contra los guetos de Cisjordania, especialmente contra los campamentos de refugiados de Jenín, Nablus y Nur Shams, en Tulkarem.
Las negociaciones con los mediadores egipcios y qataríes en estos momentos se centran en detener la guerra, la retirada del ejército israelí de la Franja, y la reconstrucción, y el único impedimento en estos momentos es la voluntad de Netanyahu, que sigue intentando ganar tiempo para sus equilibrios internos al tiempo que impone un castigo colectivo sobre el pueblo palestino.
Desde Izquierda Unida denunciamos esta nueva actuación criminal que engrosa la lista de crímenes genocidas por los que se acusa a Israel en el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya. Los ataques contra la población palestina no han cesado ni durante el alto el fuego, por lo que es más necesaria que nunca nuestra solidaridad y la imposición de medidas coercitivas internacionalmente contra Israel.
Tal y como dice el Derecho Internacional, el pueblo palestino, como el resto de pueblos bajo colonización, tiene derecho a la autodeterminación y a la resistencia. Responsabilizamos a Israel, como firmante de la Convención de Ginebra, como la potencia responsable de los crímenes a la población civil palestina que debería proteger. Este mal llamado conflicto sólo cesará cuando acabe el apartheid, cuando a la población palestina se le reconozcan derechos iguales que a la población colona israelí, acabe la ocupación militar y la colonización y se permita el retorno de los refugiados a sus casas, tal y como indica la Resolución 194 de 1948 de la ONU.
Por nuestra parte, y en el corto plazo, seguimos exigiendo la ruptura de relaciones con Israel y la expulsión de su cuerpo diplomático del país. También demandamos la ruptura del Acuerdo de Asociación Preferente UE-Israel, sanciones económicas, académicas, culturales y deportivas, y que España se sume a la demanda sudafricana para llevar a los genocidas ante la justicia. Y por supuesto, que se suspenda ya el comercio de armas con la entidad sionista.
