Izquierda Unida, a través de su Red de Economía Circular y Residuos, hace un llamamiento “tanto al conjunto de la ciudadanía como a las empresas para que utilicemos todos los recursos que tenemos a nuestro alcance para reciclar”. Coincidiendo con el Día Mundial del Reciclaje, IU señala que “reciclar es fundamental, primero para cuidar el medioambiente y la salud del planeta, y después para la economía, tal y como lo demuestran las principales políticas aprobadas por la Unión Europea y otras instituciones.
Plantea que el proyecto de ley de Residuos que el Ministerio de Transición Ecológica está a punto de aprobar “debería contener las medidas necesarias para una correcta gestión de los que generamos” y aboga para que sea una norma “ambiciosa y que incluya todas las recomendaciones de la Unión Europea e, incluso, vaya más allá, porque a día de hoy no se cumplen las directivas europeas en cuanto a reciclaje, algo que de no corregirse se traducirá en multas millonarias” que habrá que pagar con dinero público.
“No obstante -incide la Red de Economía Circular y Residuos de IU-, reciclar es la tercera de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar” y destaca que en buena parte de situaciones, reciclar se ha convertido en una especie de “lavado de cara verde” del capitalismo para incitar a la sociedad “a consumir de forma compulsiva productos que verdaderamente no necesita y que, a su vez, generan ingentes cantidades de residuos. De ahí la importancia de la filosofía del ‘residuo cero’: el mejor residuo es el que no se genera”.
Sobre la reducción-prevención, debe haber un “cambio de paradigma: pasar de ser personas consumidoras a personas usuarias”. Este cambio implicaría “otra forma de relacionarnos con los productos”, habilitando otras maneras de acceder a aquellos que se utilizan muy poco “desde el alquiler a otras formas de compartirlos de manera colectiva”.
No hay que olvidar tampoco “el diseño de los productos y su durabilidad”, que debe llevar a que sus “componentes puedan ser fácilmente separados para su reutilización o reciclaje” e “impedir que los aparatos dejen de funcionar al cabo de pocos años”, es decir, la denominada obsolescencia programada. Ésta ha llegado a “niveles inadmisibles” en sectores como la telefonía, la tecnología o el vestido. Para hacerle frente es “imprescindible mayor información y formación a las personas consumidoras, así como una legislación rigurosa que impida esas prácticas”.
Sobre la reutilización, la Red de Economía Circular y Residuos de la que es responsable Xabier Pombo considera que está “poco fomentada”, porque “va en contra de un sistema económico basado en producir de más para consumir de más”. IU defiende “el sistema de depósito, devolución y retorno para los envases, ya que es la manera de evitar que muchos de ellos terminen como desechos convirtiéndose en un verdadero problema para el medio ambiente”.
La situación de los residuos “es nefasta y urge revertirla”. Según datos del Ministerio de Transición Ecológica, en 2018 generamos 22,2 millones de toneladas de residuos urbanos (casi 250.000 toneladas más que un año antes), de las cuales más de un 53% se envió al vertedero, un 12% a la incineración y tan solo se recicló un 35%.
Finalmente, sobre la tercera R, reciclar, sería el último paso “porque si verdaderamente se incide en las dos anteriores llegaría lo más tarde posible y para una menor cantidad de residuos•”. De ahí que el Día Mundial del Reciclaje “debemos tener muy presente que las dos primeros pasos son imprescindibles para evitar que los residuos terminen con el planeta y, por lo tanto, también con la vida en él”.