Izquierda Unida Federal ha denunciado y condenado con claridad y firmeza el golpe de Estado perpetrado en Bolivia contra el presidente Evo Morales, reelegido en octubre en unas elecciones democráticas. La victoria electoral, no reconocida por la derecha política, tampoco fue respetada por el Ejército boliviano que, violando la Constitución, obligó a Evo Morales a dimitir bajo las amenazas de desatar un baño de sangre. La OEA, actuando al servicio de los intereses de los EE.UU, emitió un informe crítico del proceso electoral donde en ningún momento se denunciaba fraude alguno, sino ‘irregularidades’. Evo Morales respondió al informe mostrándose dispuesto a un nuevo recuento y auditoría electoral internacional, y después, cuando la derecha inició los disturbios, a una nueva convocatoria de elecciones.
Pero los golpistas no esperaron más, porque el objetivo del golpe no era otro que impedir la continuidad del proceso democrático de cambios populares al servicio de las grandes mayorías sociales de Bolivia, que se inició en 2005 con la primera victoria electoral del presidente Morales. La OEA no ha dicho nada sobre el golpe. Sin embargo, José Miguel Insulza, exsecretario general de la OEA y excanciller socialista chileno, ha reconocido con más dignidad que «no hay ninguna duda que lo ocurrido en Bolivia es un golpe de Estado». Desde que alcanzó la independencia, Bolivia ha sufrido más de 200 golpes militares y éste, aunque algunos se empeñen en negarlo, es un golpe más.
IU ha denunciado también los motines registrados en diversos cuarteles policiales, así como la represión y la violencia desatada a través de los denominados Comités Cívicos de Potosí, Santa Cruz y otras ciudades, que en realidad son grupos paramilitares. Estos últimos están dirigidos, entre otros, por los ultraderechistas Fernando Camacho y Antonio Pumari, quienes exigieron desde el principio la intervención del Ejército, cuyos máximos responsables han incumpliendo el mandato y sus funciones constitucionales, dentro de una acción coordinada para conseguir la salida de Evo Morales.
En el día de hoy en que se reúne la Asamblea Política y Social (APyS) de IU, el Ejército, parte de la policía y grupos paramilitares están ejerciendo una dura represión contra el pueblo boliviano, dirigida especialmente contra miembros del Gobierno, dirigentes y militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), así como del movimiento indígena, sindical y de diversos movimientos sociales que apoyan el proceso de cambios y no han aceptado pasivamente este estado de cosas. Estos movimientos han organizado importantes marchas, movilizaciones y protestas a lo largo y ancho del país, dándose situaciones de confrontación con las fuerzas golpistas. Se habla ya ocho muertos, más de 600 heridos y cientos de detenidos.
Antes de Evo, y durante los gobiernos militares y neoliberales que actuaban siempre de acuerdo con la Embajada de los EE.UU, Bolivia era el segundo país más pobre de América Latina después de Haití. Ejercía el poder una élite despiadada que excluía a la mayoría indígena de la participación política y del ejercicio de los derechos humanos más elementales, y mantenía en la pobreza al 80% de la población. Durante años las políticas depredadoras de la derecha promovían desigualdad social, privatizaciones de servicios y la entrega de las riquezas naturales del país a poderosas multinacionales extranjeras. Contra esas políticas neoliberales se produjeron importantes movilizaciones y rebeliones populares que acabaron desarrollando un instrumento político y llevando al poder a Evo Morales en enero de 2006.
Los logros conquistados durante los gobiernos de Evo Morales son históricos en Bolivia. Se aprobó una nueva Constitución Plurinacional que reconocía los derechos de los pueblos indígenas, se acabó con el analfabetismo, se nacionalizaron los recursos naturales, se construyeron decenas de hospitales, así como escuelas, institutos y universidades. El aumento de impuestos a las multinacionales permitió redistribuir la riqueza e impulsar políticas públicas que desarrollaron los derechos humanos de los ciudadanos. El aumento de los índices de desarrollo y de equidad social ha sido reconocido por la ONU, así como el descenso a la mitad de los índices de pobreza. Bolivia pasó del subdesarrollo a la industrialización, cambió y democratizó el modelo productivo. Por dar solo un dato: en 2018 el PIB alcanzó un 4,6, el más alto de la región, cuya media se encuentra en un 1,6%.
Ante estos gravísimos acontecimientos, la APyS de IU reclama tanto al Gobierno español como a todas las instancias de la Unión Europea (UE) que tomen una posición activa para garantizar la paz, el diálogo y la democracia en Bolivia, al tiempo que les pedimos que expresen su firme condena al golpe de Estado. De igual forma, exigimos que no reconozcan a la diputada golpista y autoproclamada de forma ilegal presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, y exijan el cese inmediato de la represión y la violencia, así como el respeto a la Constitución, al Estado de derecho boliviano y al Gobierno de Evo Morales, democráticamente elegido.
Es de lamentar que con el precedente Guaidó se haya animado a la golpista Añez a autoproclamarse en un Parlamento semivacío, después de que los diputados del MAS no acudieran por miedo a ser detenidos, mientras la Constitución boliviana mandata la presencia obligada de 2/3 de sus miembros.
La Asamblea Política y Social de IU solicita también al Gobierno español y a la UE que inicien cuanto antes actuaciones eficaces para garantizar la protección a los altos cargos de la Administración de Morales y dirigentes del MAS, que están siendo detenidos y atacados hasta en sus propias viviendas por los violentos, con claro peligro para sus vidas y las de sus familias, algunos de cuyos miembros han sido secuestrados para forzarles a dimitir. Miembros del Tribunal Supremo Electoral fueron arrestados, mientras decenas de dirigentes del MAS se encuentran escondidos o han pedido asilo político. España y el conjunto de la UE deben ofrecerles su apoyo activo y solidario con urgencia.
Advertimos también sobre el peligroso silencio internacional ante la violencia de los golpistas, que también asaltaron la casa de Evo Morales e incendiaron la de su hermana Esther. La biblioteca privada del vicepresidente y académico García Linera, de 30.000 ejemplares, fue incendiada en un episodio fascista que recuerda mucho al ‘muera la inteligencia’ del fascista español Millán Astray.
IU quiere denunciar que formaciones políticas y medios de comunicación españoles, tan sensibles en otros casos en Iberoamérica, guardan ahora silencio frente a los asaltos contra televisiones públicas y radios populares bolivianas, cuyos profesionales sufren desde hace días acoso, amenazas y agresiones.
Por todo ello, Izquierda Unida expresa su total solidaridad con el Gobierno de Evo Morales y los dirigentes del MAS, lo que extendemos a los movimientos sociales, de trabajadores/as y de campesinos/as de Bolivia, perseguidos por la derecha antidemocrática, integristas religiosos y fascistas violentos que no pueden aceptar una Bolivia para todos y todas, y la quieren llevar a un pasado tenebroso de injusticia social, discriminación racial y violencia de Estado.