El responsable federal de Empleo de Izquierda Unida, José Antonio García Rubio, advierte a raíz de los datos de paro en el pasado mes de junio hechos públicos esta mañana que “aunque las cifras son buenas, también son más limitadas si se comparan con las de hace un año”. García Rubio destaca que “aunque estos datos sitúan el desempleo y la afiliación a la Seguridad Social en resultados cuantitativos previos al inicio de la crisis -a punto de rebajar el umbral de los 3 millones de personas desempleadas y superado el techo de 19,5 millones de afiliaciones a la Seguridad Social-, la desaceleración en la creación de empleo y la baja calidad del creado son evidentes”.
El dirigente federal de IU valora que “cada vez resulta más evidente que las características de la evolución del empleo deja claras las consecuencias de las reformas laborales sobre el mercado de trabajo: mala calidad del empleo, salarios bajos, temporalidad inaceptable y sectorialización de los puestos de trabajo. En definitiva, cuestiones clave originadas por un modelo productivo perverso que se han agravado con las medidas tomadas”.
Analiza que “los contratos se firman mayoritariamente en sectores muy determinados como son hostelería, comercio y otros de características similares. No basta con decir que son áreas de actividad estacional, porque la mayoría de estos contratos tienen una duración semanal, ni mucho menos de temporada, y eso cuando el contrato se llega a formalizar”.
García Rubio destaca que “a pesar de las sucesivas reformas tan aplaudidas por la derecha política y empresarial, la economía sumergida se mantiene como una de las grandes lacras del mercado laboral, algo que reconoce hasta Antonio Garamendi, presidente de la CEOE”.
“Esta temporalidad -asegura el responsable federal de Empleo de IU- se ha agravado en los últimos meses. En concreto, el pasado junio los contratos de carácter indefinido no han llegado al 9% y, entre ellos, poco más de la mitad lo son a tiempo completo”.
José Antonio García Rubio considera que “es necesario que las políticas sobre las relaciones laborales sean objetivo prioritario inmediato para cualquier gobierno progresista que tenga una perspectiva estratégica para llevar a cabo un cambio profundo del modelo productivo. Consideramos que esto se debe empezar a definir y concretar ya mismo”.