El coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, tiene ya el respaldo de la organización para proponer al conjunto de las formaciones políticas de la izquierda alternativa europea la celebración en los próximos meses de una Conferencia por la Paz “para demostrar que es un camino posible frente a la barbarie que estamos viviendo”.
Esta es una de las propuestas destacadas lanzadas por Maíllo y aprobadas por amplísima mayoría en la primera reunión del Consejo Federal de IU celebrada este fin de semana, previa al próximo encuentro de la Coordinadora Federal, la máxima instancia de dirección. El Consejo es un órgano de nueva creación que echa a andar ahora tras constituirse formalmente, tal y como aprobó la XIII Asamblea Federal del mes de mayo.
“La creación de este órgano da un impulso a la federalidad de una organización como la nuestra, que implica de modo orgánico y formal a todas las federaciones y a la pluralidad para que, en la línea de convertir los órganos en espacios de trabajo político, se definan las posiciones políticas y las actividades en el ámbito federal con la participación activa de aquellas que darán traslado de sus realidades territoriales”, ha detallado el propio coordinador federal a sus integrantes en su primer Informe Político.
Incidiendo en lo que tiene que ver con la grave situación internacional en distintos frentes, Maíllo explica la oportunidad de que la formación que coordina impulse una Conferencia por la Paz a nivel europeo, entre otras razones, en que “Izquierda Unida nació del impulso de las movilizaciones contra la OTAN; la paz está en nuestro ADN y, desde esa legitimidad, la de no haber dudado nunca en nuestra apuesta por el desarme, la resolución negociada de los conflictos y la paz, es desde donde vamos a proponer a las fuerzas de izquierda europeas” esta importante cita.
De ahí también que IU se haya implicado especialmente, igual que lo ha hecho en los últimos meses, en las multitudinarias movilizaciones de este fin de semana, que concluyen mañana, en decenas de ciudades españolas bajo el lema ‘Un año de genocidio en Palestina, 76 años de colonización israelí’, convocadas por la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina.
Izquierda Unida celebra “el éxito de esta convocatoria, así como el compromiso y el nivel de implicación por la paz que demuestra cada uno de sus participantes frente a quienes prefieren mirar para otro lado o, directamente, apoyan las políticas de exterminio del régimen extremista israelí de Benjamin Netanyahu”.
Antonio Maíllo constata en su informe político que la reciente celebración de la 79ª Asamblea General de la ONU el mes pasado “ha revelado la creciente irrelevancia de una institución que parece haberse convertido en una secuencia de discursos de buena voluntad, a sabiendas de que no se cumplirán, o incluso en cómplice pasivo de tragedias y exterminios, como los que se viven en Oriente Próximo”.
“Nos encontramos -advierte- en un momento de desorden internacional y pérdida de credibilidad en una ONU incapaz de actuar de forma decisiva. El derecho de veto de unos pocos países desnaturaliza la voluntad mayoritaria de los Estados miembros en temas clave, como el bloqueo a Cuba o la reclamación palestina de recuperar sus fronteras de 1967. Una muestra evidente de la falta de respeto hacia la institución es el veto de Israel a la entrada de su secretario general, António Guterres, dentro de sus fronteras”.
Izquierda Unida denuncia que “Israel continúa con su genocidio en la Franja de Gaza, mientras arrasa al vecino Líbano y ataca impunemente Yemen, Siria y Cisjordania. El asesinato de la dirigencia de Hezboláh ha tenido un impacto moral que trasciende el conflicto regional que Netanyahu, un criminal de guerra, aspira a escalar. Algún día deberá ser detenido y juzgado, cuando el Derecho internacional recupere su dignidad y capacidad de actuación”.
Por otra parte, tal y como recoge Maíllo en el análisis político aprobado, en lo que tiene que ver con nuestro país “el Ministerio de Defensa español no puede seguir colaborando con empresas israelíes que participan en el genocidio o en la ocupación. El presidente del Gobierno tampoco puede adoptar una postura equidistante ante una situación que será una vergüenza futura para el mundo occidental”.
Tras más de 42.000 personas asesinadas y cerca de 100.000 heridas en la Franja de Gaza y en Cisjordania en el último año “la Unión Europea, lejos de ser un actor de paz, se ha convertido en cómplice, al seguir la política de Estados Unidos y la OTAN, lo que otorga al Gobierno israelí una impunidad total”.
De ahí que Antonio Maíllo defienda en nombre de su organización que una “acción concertada con la comunidad internacional para detener las acciones criminales de Israel. Hasta que eso suceda, España debe cortar todo tipo de relaciones con un país bajo el control de un régimen genocida. Es imperativo movilizarnos en defensa de la paz en Oriente Próximo, exigiendo el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, siempre ignoradas por Israel con el respaldo de Estados Unidos, su protector indispensable en esta situación”.
Apoyo al pueblo saharaui
De igual forma, “no podemos olvidar la situación del Sáhara Occidental, ocupado ilegalmente. Exigimos el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, la realización del referéndum de autodeterminación y el fin del abandono de España en la causa saharaui”.
Mientras tanto, “la solidaridad y la atención humanitaria son necesarias para las personas saharauis retenidas aún en el Aeropuerto de Madrid-Barajas, a la espera de ser repatriadas a Marruecos o de recibir acogida humanitaria. Es lamentable la insensibilidad del Ministerio del Interior, cuyo titular parece incapaz de comprender que las respuestas humanitarias también reflejan el nivel moral de un país”.
En otro de los frentes de conflicto internacional, Maíllo señala que “la guerra en Ucrania continúa sin señales de acercamiento hacia un acuerdo de paz. La OTAN sigue la estrategia norteamericana de prolongar la ‘guerra fría’, esta vez contra China, a quien su nuevo secretario general, Mark Rutte, señala como un ‘enemigo sistémico’. En su visión de un mundo de bloques, intenta arrastrar a la Unión Europea y a los aliados de la OTAN a una confrontación con China, tratando de frenar el avance del multilateralismo y el fortalecimiento de nuevas alianzas como los BRICS”.
En medio de esta situación, “en Europa gana terreno el avance de gobiernos de derecha y extrema derecha”, como reflejan las recientes elecciones en Alemania y Austria, algo que viene impulsado “por la incapacidad de la izquierda para ofrecer seguridad en áreas clave como vivienda, empleo, sanidad y educación”. Antonio Maíllo destaca que “la izquierda no debe ignorar estos debates, aunque estén moldeados por la derecha, sino gestionarlos con realismo, enfrentando la realidad actual, no la ideal”.