Fue gracias a la movilización popular en esas elecciones municipales que España vivió uno de los periodos con más avances democráticos y sociales de nuestra historia reciente: el sufragio universal, la laicidad como principio de Estado y la igualdad de todas las personas en una república de trabajadores y trabajadoras.
Más de 90 años después, seguimos viviendo en una España llena de desigualdades y vemos cómo se mantienen los privilegios de unos pocos mientras a millones de familias nos cuesta llegar a fin de mes.
Es absolutamente injusto e injustificable que, mientras que muchos no tenemos los recursos suficientes para una vida digna, haya gente como la familia real que tengan la vida resuelta por derecho de nacimiento y tengan pagados sus estudios y seguros privados gracias a una asignación pública.
En tiempos donde está en juego el futuro de las próximas generaciones no podemos permitirnos que estas desigualdades e injusticias lastren el futuro de nuestro país. Por eso desde nuestro nacimiento, en IU hemos defendido la necesidad de una República Federal como base para la construcción de una sociedad más justa y democrática.
Necesitamos un proyecto de país donde los nadie lo sean todo, donde tengamos la capacidad de redistribuir los recursos para poder llegar a fin de mes, donde el empleo de calidad sea una realidad y donde los servicios públicos nos permitan hablar de igualdad.
Sin estabilidad y seguridad, la libertad es una quimera para la mayoría y un lujo sólo para unos pocos.
Nuestros sueños de un país mejor, de una sociedad más justa, son los sueños que otras generaciones tuvieron y les permitieron alumbrar un país mejor.
Es ese hilo rojo de la historia que nadie representa mejor que Izquierda Unida.
Porque somos herederos de aquellas que trajeron la democracia a nuestro país, seguiremos luchando por un país más justo, más igualitario, más fraterno y más solidario con el futuro.
En nuestras manos está la semilla de un nuevo país, la semilla de la España republicana que más pronto que tarde ha de llegar.