Nuestro país vive un momento excepcional que podríamos calificar de emergencia democrática. Tras años de crisis de régimen, y en un escenario inédito, afrontamos la amenaza real de la extrema derecha. A diferencia de hace cuatro años, se trata de una amenaza tangible y material, pues la extrema derecha es quien marca el tono y el ritmo del bloque de la derecha. Además, existe el riesgo añadido de que deje de influir en los gobiernos del PP y entre directamente en ellos. Esto supondría un retroceso cuantitativo y cualitativo en términos democráticos que se materializaría en el recorte de los derechos de las mujeres, de las personas inmigrantes y del conjunto de la clase trabajadora y los sectores populares, así como en el agravamiento de la crisis ecológica y medioambiental, uno de nuestros mayores retos como clase, país y planeta.
Hace cuatro años éramos conscientes de que en un contexto de crisis la solución reaccionaria era una de las salidas oligárquicas posibles. Sin embargo, no era la única, pues siempre ha estado latente una propuesta de salida ‘reformista’ que aspira a un “cambio sin cambio”. Esta fue la apuesta principal de una parte importante de los poderes económicos y mediáticos que fiaron al viejo bipartidismo y a Ciudadanos una recomposición por arriba para mantener intactas las estructuras de poder.
Frente a estas dos amenazas de cierre oligárquico de la crisis, mantenemos nuestra propuesta constituyente que apuesta, en última instancia, por una República que servirá para que las familias trabajadoras vivan con más derechos y en condiciones dignas. Mantener la propuesta constituyente no es solo una cuestión de voluntad, también de capacidad. Por ello, reafirmamos nuestra apuesta por la unidad como un instrumento imprescindible para combatir en las mejores condiciones posibles esta doble amenaza. Un instrumento imprescindible para la izquierda transformadora pero, sobre todo, para la clase trabajadora y los sectores populares.
Desde Izquierda Unida apostamos por la unidad democrática, esto es, por una unidad amplia y diversa que, desde el reconocimiento de la pluralidad, profundice en sus mecanismos de participación, deliberación y toma de decisiones. Esta unidad democrática es condición sine qua non para la construcción de espacios de socialización y comunidad que nos permitan, codo a codo, insertarnos en la sociedad civil y en la cotidianidad de la clase trabajadora. Aunque hemos conseguido avances importantes en los últimos cuatro años, desde la necesaria autocrítica debemos afirmar que queda mucho por hacer para construir unidad popular en la línea que planteábamos en la anterior Asamblea Federal.
Respeto y reconocimiento, desde estas coordenadas aportamos el imprescindible e irremplazable capital político de Izquierda Unida, una formación con un bagaje histórico de luchas y una militancia abnegada sin la cual no se puede construir ningún proyecto de izquierdas en nuestro país. Respeto y reconocimiento, desde estas coordenadas hacemos un llamamiento al conjunto de las fuerzas de la izquierda transformadora y especialmente a quienes conformamos el espacio de Unidas Podemos para avanzar en la construcción de espacios de encuentro y trabajo más democráticos y, por tanto, más útiles para las familias trabajadoras de nuestro país.
En la dirección de reforzar Izquierda Unida y fortalecer los espacios conjuntos de lucha, proponemos la realización –cuando las condiciones sociosanitarias lo permitan– de un encuentro presencial entre militantes y activistas. Dada la aceleración de los tiempos políticos, en este encuentro amplio realizaremos una rendición de cuentas a nivel político, organizativo e institucional del trabajo realizado. De la misma manera, reforzaremos nuestra propuesta política en un contexto de convulsión permanente y con la vista puesta en un hito fundamental e ineludible: las próximas elecciones municipales.
Izquierda Unida siempre hemos sido una organización municipalista y, por lo tanto, consciente de la importancia del arraigo territorial. Sin embargo, en el actual contexto dicho arraigo territorial cobra aún más importancia; se vuelve determinante. El territorio es hoy una de las modalidades más importantes en las cuales ‘se vive’ la clase. Tenemos un proyecto integral de país, y eso nos obliga a dar respuesta al conjunto de particularidades territoriales, no solo a los retos inherentes a la realidad plurinacional, sino también a los propios de la España interior, de la abandonada y de la rural.
La militancia de Izquierda Unida debemos estar presentes en el mayor número posible de municipios, pues en un país como España cualquier proyecto político con vocación popular debe asentarse sobre sólidas raíces territoriales y organizativas. Por ello, hacemos un llamamiento a la construcción de espacios de coordinación desde Unidas Podemos a todos los niveles territoriales para sentar, lo más pronto posible (antes de 2023), las bases necesarias para afrontar las elecciones en las condiciones más propicias para nuestra organización.
En este proceso asambleario hemos debatido de manera colectiva nuestras propuestas para Izquierda Unida, para el espacio conjunto de Unidas Podemos y para nuestro país. 750 reuniones territoriales y 2.300 enmiendas son cifras significativas que recogen el inmenso trabajo que ha realizado el conjunto de la organización una vez más, pero esta vez con dificultades añadidas. Tras la finalización de este proceso salimos a la ofensiva con nuestra propuesta republicana, feminista y ecologista para hacer de España un país más democrático, más justo y fraterno, siempre con el socialismo como brújula.
Construyendo, juntos y juntas, Horizonte República.