El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, traslada en nombre de la organización su “profunda tristeza” tras conocer la noticia del fallecimiento a punto de cumplir 90 años del pintor y artista gráfico Juan Genovés, un hombre de gran compromiso cultural y político con su tiempo y su país, y una de las figuras artísticas más destacadas de la Transición.
Garzón hace extensivo este sentido pésame de Izquierda Unida a la “familia y seres queridos” de Genovés, “con quienes compartimos su pesar en estos momentos. Fue un placer conversar contigo. Descansa en paz, amigo y camarada Juan”.
El también ministro de Consumo califica al artista que supo plasmar como nadie la soledad y las multitudes en una misma obra como “un grande de la cultura, de la pintura; un retratista de España y en particular de la lucha contra la dictadura. Un hombre siempre lúcido”.
El innegable y sólido compromiso social y político de Genovés se aprecia en buena parte de sus obras, pero pocas han alcanzado con el tiempo el cariz y la simbología de ‘El abrazo’ (1976), pintura que conserva el Museo Reina Sofía y que en enero de 2016 cedió y fue trasladada simbólicamente al Congreso de los Diputados tras las sucesivas iniciativas que puso en marcha Izquierda Unida durante años a nivel parlamentario, de acuerdo con los deseos del autor.
Esta obra había servido primero como imagen de un cartel que puso en circulación la denominada Junta Democrática de España para exigir la liberación de la gran cantidad de presos políticos del franquismo que aún permanecían en las cárceles. La decisión de utilizar ‘El abrazo’ para ese cartel se tomó en una reunión clandestina que los responsables de la Junta Democrática celebraron en el estudio de Genovés en ese mismo año 1976 en que confeccionó la pintura.
El que la reunión se hiciera en ese lugar se debía a que el estudio del pintor daba a dos calles y así era más fácil escapar en caso de una redada de la policía. Los responsables de la Junta Democrática querían hacer el cartel inmediatamente y Genovés aceptó la sugerencia de José Sandoval, amigo suyo y dirigente del PCE en la clandestinidad, de utilizar la imagen de ‘El abrazo’. El cuadro se encontraba allí ya acabado y formaba parte de los seleccionados para una gira.
Posteriormente, esta misma obra se utilizó también como base para la escultura que desde 2003 homenajea en la Plaza de Antón Martín de Madrid a los abogados asesinados en 1977 en la calle de Atocha.
Izquierda Unida siempre reclamó que este icono de la lucha contra la dictadura franquista y del entendimiento entre las personas tuviera un lugar destacado en el Congreso por ser un “símbolo de convivencia democrática”.
En 2012, con motivo del 35º aniversario del asesinato de los abogados de Atocha y dentro de los largos años que a Izquierda Unida le constó conseguir la cesión del cuadro al Congreso, su entonces portavoz en la Cámara Baja, José Luis Centella, denunció públicamente que era una “vergüenza para la democracia” que el Museo Reina Sofía tuviera ‘El abrazo’ “encerrado en el sótano como símbolo de una segunda clandestinidad”.
Hasta entonces este museo de arte contemporáneo se había limitado a ceder la obra en contadas ocasiones, como hizo unos años antes al Museo Thyssen-Bornemisza para la exposición ‘Mitos del Pop’ o en 2009 para una muestra del Centre del Carme de Valencia. Finalmente fue con Manuel Borja-Villel como director del Reina Sofía cuando se concretó la cesión al Congreso.