Izquierda Unida, a través de su Comisión Internacional, hace las siguientes valoraciones tras las elecciones presidenciales en Ecuador del pasado domingo, en las que venció de forma ajustada el candidato de la derecha ecuatoriana y líder del partido CREO (Creando Oportunidades) Guillermo Lasso (52,56% de los votos), frente al candidato de la izquierda y líder de Unión por la Esperanza (UNES), Andrés Arauz (47,5% de los votos)
1.- Nos felicitamos de que las elecciones, más allá de incidencias de menor importancia, transcurrieran con absoluta normalidad democrática. Así lo pudieron acreditar los/as compañeros/as de Izquierda Unida que integraban la Misión de Observación Electoral del Partido de la Izquierda Europea (PIE), encabezada por Maite Mola, vicepresidenta del PIE, y de la que también formaron parte Marta Martín, responsable de América Latina en el PCE, y Francisco Pérez, responsable federal de Derechos Humanos y Cooperación de IU. Entre los observadores internacionales se encontraban también los/as eurodiputados/as de Unidas Podemos Manuel Pineda e Idoia Villanueva.
2.- IU pide al nuevo presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, que acabe con la persecución política y judicial ‘lawfare’ que impulsó su antecesor, Lenin Moreno. Esta actuación ha provocado que dirigentes de la oposición de izquierdas como Jorge Glas, ex vicepresidente de Ecuador, se encuentren injustamente en prisión, o que otro número importante, entre quienes está la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, o el secretario ejecutivo de Revolución Ciudadana, Virgilio Hernández, estén procesados a partir de montajes judiciales, mientras otros/as dirigentes como Ricardo Patiño, ex canciller de Ecuador, o Gabriela Rivadeneira, ex presidenta de la Asamblea Nacional, se encuentren en un obligado exilio en México.
Izquierda Unida considera está en las manos de Lasso poner fin a esta persecución. Ello resulta imprescindible para la normalización política de Ecuador, para el ejercicio legítimo y normalizado de la oposición política, así como para la reconciliación de una sociedad fuertemente polarizada tras cuatro años de una gran conflictividad política y social.
3.- IU expresa su preocupación por la clara posibilidad de que, ahora con Guillermo Lasso al frente, vuelvan a implementarse privatizaciones y duras políticas neoliberales de ajuste y austeridad. Acciones de este tipo ya fracasaron y fueron muy perjudiciales para el pueblo ecuatoriano. Guillermo Lasso pertenece a la élite económica del país, al Opus Dei y fue presidente del Banco de Guayaquil durante casi 20 años, entidad de la que sigue siendo uno de los más importantes accionistas. IU señala que su victoria electoral ha sido muy ajustada y tendrá que gobernar con los límites democráticos de una Asamblea Nacional donde el partido UNES de Andrés Arauz mantiene el grupo parlamentario mayoritario.
Valoramos que si Lasso intenta imponer su programa neoliberal tal y como lo expuso en campaña electoral, la resistencia popular se incrementará y se iniciará un ciclo de movilizaciones populares y de conflictividad social. Las consecuencias de estas políticas serían muy dañinas para Ecuador, más teniendo en cuenta la muy grave crisis económica y social por la que atraviesa el país debido al nefasto gobierno de Lenin Moreno. Acabar con el enorme incremento de la pobreza y con una pandemia desbocada que provoca enormes estragos en la salud pública ciudadana debería ser el principal objetivo del nuevo gobierno.
4.- IU hace un llamamiento a la unidad de la izquierda, de todas las fuerzas progresistas y del movimiento indígena. Esta es la mejor forma para tender puentes de diálogo y consenso con todos los sectores sociales contrarios a las políticas neoliberales pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que Lasso aplicará contra los intereses del pueblo ecuatoriano.
Solo este proceso de diálogo y unidad entre la izquierda política y social, junto al movimiento indígena, posibilitarán que se recupere la plena democracia en Ecuador y permitirán que los más de cuatro millones de votos obtenidos por UNES puedan convertirse en un proyecto más fuerte que consolide nuevas victorias electorales en el futuro.