Los eurodiputados de Izquierda Unida Sira Rego y Manu Pineda han solicitado por carta al presidente del Parlamento Europeo David Maria Sassoli la puesta en marcha de un protocolo para poner fin a los discursos de odio por parte de los eurodiputados de la extrema derecha. Tras la decisión de la Eurocámara de otorgar el acta de diputado a Oriol Junqueras, los representantes de VOX en Bruselas han dirigido sus declaraciones y apariciones en las redes sociales contra el propio Sassoli, al que han tildado de “trilero” y “desleal”, y han calificado la decisión de “desprecio intolerable”, “abuso” y “traición a España”.
“Desde que arrancara la presente legislatura hemos visto como, tanto dentro como fuera del hemiciclo, se suceden las declaraciones que llaman a la violencia y ponen en el punto de mira a todas y todos los que salen de los estrechos paradigmas de la extrema derecha. Estos discursos contravienen directamente los principios recogidos en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, particularmente sus artículos 1, 10 y 21. Por ello, consideramos que es imprescindible que desde la mesa de este Parlamento se tomen medidas concretas”, dicen en su carta.
Rego y Pineda hacen referencia en su carta a declaraciones y tuits del jefe de la delegación de VOX en el Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, y del eurodiputado Hermann Tertsch. Asimismo, señalan que hasta el presidente de esta formación ultraderechista, Santiago Abascal, metió a Sassoli dentro de esa supuesta conjura de “enemigos de España en Europa” que “quieren aprovechar que tenemos un presidente felón para debilitar más a nuestra nación”.
Los eurodiputados de IU también denuncian el tuit de Hermann Tertsch en el que pedía la activación del artículo 8 de la Constitución Española, “para que las Fuerzas Armadas interrumpan un obvio proceso golpista de voladura de España como nación”. “Muchos de los miembros de esa formación política hacen discursos que alientan a un golpe de Estado, al tiempo que acusan a las formaciones legítimamente elegidas en las urnas, entre ellas la que nosotras representamos, de estar dando un golpe de Estado”, continúan.
Esas declaraciones “son una muestra más de este tipo de discursos violentos, que buscan imponer sus posturas racistas, machistas y clasistas a cualquier coste”. Rego y Pineda advierten que el auge de los delitos de odio que en la Unión Europea “está directamente relacionado con este tipo de discursos” y que, a pesar de las notables diferencias entre Estados miembros a la hora de recoger datos, “se ha producido un incremento uniforme de forma paralela al auge de estas fuerzas de extrema derecha”.
“Unos señalan desde sus redes sociales y sus escaños en el Parlamento Europeo, y sus simpatizantes actúan en las calles”, denuncian. Por todo esto, ven “imprescindible” que se tomen medidas de forma inmediata desde la mesa del Parlamento Europeo. “Es imprescindible que se desarrolle un protocolo que contemple actuaciones concretas en relación a la difusión de este tipo de mensajes por parte de los eurodiputados, que no puede quedar impune” ya que “el Parlamento Europeo no puede convertirse en una plataforma para que la extrema derecha siga difundiendo sus mensajes de odio”.
Izquierda Unida denunció en varias ocasiones la pasada legislatura los discursos de odio y el uso que estaban haciendo de los medios audiovisuales del Parlamento de eurodiputados del antiguo Frente Nacional, de la Liga Norte y de algunos países del Este. La respuesta de los expresidentes Schulz y Tajani fue la imposición de multas económicas, pero eso se demostró insuficiente y, en algunos casos como el del exeurodiputado Korwin-Mikke o el que era mano derecha de Jean-Marie Le Pen, Bruno Gollnisch, sirvió incluso para que explotaran durante meses el victimismo.
Rego y Pineda creen que el Parlamento debe “liderar la lucha contra los discursos de la extrema derecha” y por ello ven también necesario “que se impulse un observatorio a nivel comunitario que monitoree esta situación y ponga sobre la mesa medidas concretas para atajarla”.
Tanto Rego como Pineda coinciden en que “durante años se ha acusado a nuestro grupo parlamentario y a nuestras formaciones de ser un supuesto peligro para la UE, se ha menospreciado al movimiento antifascista y se equipara con frecuencia a la izquierda con la extrema derecha, cuando la realidad nos dice que el verdadero peligro para nuestra democracia es tolerar, normalizar y asumir los postulados de los neofascismos”.