La moción de censura contra Mariano Rajoy abrió, hace poco más de un año, una posibilidad para revertir las políticas de recortes que tanto daño han hecho a las familias trabajadoras de nuestro país. Desde el primer momento hicimos hincapié en la propuesta programática, situando en esta el eje de nuestra política y de cualquier posibilidad de acuerdo con el PSOE. Gracias al trabajo en esta dirección, y no sin complicaciones, conseguimos arrancar algunos avances importantes en el acuerdo presupuestario como la subida del Salario Mínimo Interprofesional y otros que finalmente no llegaron a ponerse en marcha.
Las elecciones del 28 de abril ratificaron la posibilidad de recuperar los derechos perdidos durante la última década por lo que, de manera coherente con lo que venimos diciendo en el último año, desde el primer instante volvimos a situar encima de la mesa la necesidad de debatir y desarrollar propuestas que mejoren las condiciones de vida de la gente trabajadora.
Lamentablemente, nos hemos encontrado con que el discurso y la actitud del PSOE han cambiado de manera sorprendente, tanto que poco tienen que ver con el discurso y la actitud que mostraron durante la campaña electoral. Una vez más comprobamos con estupor el doble discurso del PSOE, uno en campaña y otro a la hora de la verdad, esto es, a la hora de pasar de las palabras a los hechos. Que su primera opción sea un acuerdo vía abstención con las derechas es un ejemplo evidente.
No entendemos la falta de predisposición por parte del PSOE para debatir en torno a políticas, propuestas programáticas y medidas concretas de izquierdas. Esa ha sido nuestra intención desde el primer momento, pero lo único que nos hemos encontrado en este sentido ha sido un corta y pega del programa electoral del PSOE en el que se propone un importante retroceso respecto al acuerdo presupuestario alcanzado con Unidas Podemos, ya que desaparecen propuestas imprescindibles para cualquier gobierno de izquierdas. El Tipo Mínimo en impuesto sobre sociedades del 15%, el control fiscal de las SICAV, el incremento del 1% en el Impuesto de Patrimonio de las fortunas de más de 10 millones de euros, la derogación de la reforma laboral de 2012 y propuestas para abordar el problema de la vivienda o la transición energética han desaparecido sin ninguna explicación.
No obstante, seguiremos guiándonos de manera coherente, firme y serena por los intereses de las familias trabajadoras. Seguiremos luchando para que se pongan en marcha las políticas que nuestro país necesita urgentemente, como la derogación de la reforma laboral, la actualización de las pensiones al IPC o la regulación del precio de los alquileres. Este criterio programático será el que marque nuestra posición política de cara a la investidura. Esperamos que el PSOE deje de actuar como si gozara de mayoría absoluta y no siga alimentando el cansancio de la ciudadanía amenazando, por ejemplo, con nuevas elecciones.
El PSOE no puede pedir con la mano izquierda un cheque en blanco para poner en marcha políticas de derechas. No podemos aceptarlo entre otras cosas por respeto no solo a nuestros votantes, sino también a los votantes del PSOE que el 28 de abril votaron confiando en acuerdos de izquierdas. Si el PSOE sigue negándose a negociar sobre propuestas programáticas y sigue creyendo que con 126 diputados de 350 puede gobernar sin acuerdos ni alianzas, votaremos en contra de Pedro Sánchez en el debate de investidura de los días 22 y 23 de julio. En cualquier caso, tendremos este debate de manera sosegada en la reunión de la Coordinadora Federal de IU del próximo sábado 20 de julio.
Mientras tanto, insistimos: vamos a seguir trabajando en torno a propuestas programáticas de manera conjunta con sindicatos, colectivos en lucha y sociedad civil, así como con las distintas redes y áreas de nuestra organización. En el caso de que el PSOE desbloqueara la negociación y se llegara a un acuerdo programático que abriera la posibilidad de que el espacio de Unidas Podemos entrara a formar parte de un gobierno de coalición, sería nuestra militancia la que decidiría en referéndum de manera democrática nuestra posición, respetando la del resto de actores políticos de Unidas Podemos.