El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha asegurado hoy que estamos ante “una campaña muy compleja”, de cara a unas elecciones locales que “no están en clave nacional”, aunque está convencido de que la sociedad “es suficientemente lista” para votar en esa manera dual, en clave local y autonómica”.
Garzón considera que para el 28M “el resultado va a ser tan complejo que no va a existir un solo relato el día después de las elecciones; va a haber resultados para todos los gustos”, como demuestra que “las encuestas te dicen hoy una cosa y mañana te dicen otra, por diferencias metodológicas o porque la sociedad cada vez decide más tarde su voto”.
Durante una entrevista en el programa ‘La cafetera’ de Radiocable, el también ministro de Consumo señaló que cada vez más gente “incluye un elemento racional y opta por cambios” a la hora de votar, y lo hace “en función de lo que ocurra. Incluso hay muchísima gente, creo recordar en algunas encuestas que hasta el 20%, que decide el mismo día de las elecciones. Así que aquí no nos rendimos hasta que se cierran las urnas”.
El máximo responsable de IU hizo un amplio repaso de numerosas cuestiones políticas a preguntas de sus interlocutores. Así, reconoció que la complejidad política actual tiene su “base material” en el “hartazgo” que se arrastra desde hace años, al menos desde “la crisis económica muy seria que sufrimos en 2008, que transformó este país”. Tras ella vino “el 15M y la irrupción de nuevos partidos”, a lo que siguieron “una pandemia y una crisis financiera, y estamos viendo cómo el mundo se está transformando de manera velocísima sobre nuestras vidas. La gente joven especialmente no ha vivido un tiempo que no sea de crisis económica o de alguna naturaleza política”.
“Ese es el entorno material -analizó-, en el que hay mucha frustración y en el que básicamente te han cambiado las preguntas de la vida; hay mucha incertidumbre y mucha volatilidad política también. Esto hace que partidos que no existían hace diez años ahora tengan mucho peso y otros que encabezaban encuestas hace cinco, como Ciudadanos, vayan a desaparecer”.
Para Garzón, “en ese marco no tienes la oportunidad de sentarte a pensar durante un mes porque estamos siempre en campaña electoral. Vivimos siempre muy alterados y a esto han contribuido también las encuestas, la decena que se publican al mes prácticamente”.
A la pregunta concreta de cuánto tiempo hace que no tiene contacto con el ex vicepresidente del Gobierno y ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, reconoció que “hace tiempo que no hablamos”, si bien dejó claro que “seguimos teniendo una buena relación”.
En este contexto, Alberto Garzón señaló que en este tiempo se ha producido “la irrupción de Sumar, que en Izquierda Unida vimos con muy buenos ojos mucho antes incluso de llamarse Sumar”.
Analizó también que la coalición de Unidas Podemos ha ido perdiendo voto desde 2016, algo que achacó a “factores externos”, como el “ataque de los medios de comunicación”, pero que “también tiene que ver con problemas nuestros”.
“Hemos hecho autocrítica -destacó para cerrar esta reflexión- y creíamos que la mejor forma de hacerla es ser capaces de darle un nuevo empujón al espacio político, sumando a mucha gente que se quedó por el camino”.
Esta pérdida de apoyo se produjo tanto de manera “institucional”, es decir, con los nuevos partidos creados a partir de escisiones de otros, como “sociológica”, en este caso la de “esa gente que se quedó por el camino, que votó en 2016 a Unidas Podemos y después dejó de hacerlo”, por lo que aseguró que “la mejor forma para recuperar eso es Sumar”.
Del mismo modo, analizó que hubo una “divergencia de estrategias” entre, por ejemplo, “Izquierda Unida, que asumimos este planteamiento, y Podemos, que tuvo otro distinto, aunque destacó que “somos compañeros”, como demuestra el hecho de que “en estas autonómicas vamos juntos en casi todos los sitios y en muchos municipios”, por lo que apostó por “ser capaces de minimizar para poder pactar de cara a las generales”.
Garzón considera que todo esto se produce en un momento de especial complejidad política, muy distinto al “bipartidismo imperfecto” que se daba hace más de una década en nuestro país, con “dos grandes partidos -PP y PSOE- que llegaron a ocupar el 80% del voto, y luego estaba Izquierda Unida y algunos partidos nacionalistas”.
Indicó que “las sociedades han estado mutando y la cristalización de esas mutaciones tiene que ser necesariamente distinta”. Esto no viene de ahora y “no es en absoluto ajeno a otras democracias. En Francia, por ejemplo, con unos sistemas electorales donde lo local es muy importante, se hacen alianzas locales con asociaciones de vecinos que no tienen que ver con esos partidos. Ellos tienen más costumbre y no pasa nada”.
Aplicado todo ello al proyecto de Sumar, destacó que lo más relevante en él “no es el nombre, es la estrategia política. Sumar lo que quiere es reagrupar a todo lo que se ha ido perdiendo por el camino, tanto partidos como Más País, Compromís y otros muchos más, para que se sumen a Izquierda Unida, Podemos o los Comunes de Cataluña, pero también lo que se ha perdido a nivel sociológico”.
Apuntó que “por las razones que sea hay gente que no comparte eso”, lo cual deriva y lleva a “un escenario de negociación, que tendrá que ser muy rápida”. Frente a los agoreros y a quienes hacen análisis más interesados en lo contrario, Garzón destacó que “yo soy muy optimista y creo que vamos a ir juntos”.
Señaló también que el nombre final que se dé al proyecto no es lo importante, “lo que me importa es que haga las transformaciones, que haga la revolución, en el sentido que cada uno le quiera otorgar a esa palabra. El patriotismo de partido me parece peligroso porque te pone en una situación defensiva que no necesitamos. Ahora lo que necesitamos es sumar a la gente entre diferentes, porque sumar entre iguales no es una suma, la verdad”.