El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha advertido hoy que en el Partido Popular “pueden cambiar las caras, pueden cambiar los tonos o los discursos, pero no cambian los hechos” y estos son “sumamente peligrosos al dejar entrar a la ultraderecha homófoba y racista en las instituciones de gobierno de nuestro país”.
Durante la exposición de su informe político con la que ha dado comienzo la reunión de la Coordinadora Federal de IU -su máximo órgano ejecutivo de dirección que se celebra desde esta mañana de manera presencial y telemática- Garzón se refirió de esta forma al “golpe palaciego” con el que Alberto Núñez Feijóo se hizo con las riendas del PP tras la abrupta defenestración de Pablo Casado. En su opinión, parecería que este cambio supone colocar a “una persona que supuestamente representa una mayor moderación, en principio discursiva y dicen que ideológica, respecto al anterior”, pero la verdad es que “la política no solo se describe con discursos, sino con hechos”.
“El problema del PP -apuntó- no tenía que ver con los liderazgos, sino con sus propias políticas y su relación con la extrema derecha española. Lo que hemos visto en las primeras acciones del Partido Popular de Feijóo ha sido colaborar y cogobernar con la ultraderecha en Castilla y León”.
Garzón consideró que esta línea continuista del todavía principal partido de la derecha hay que “ponerla encima de la mesa frente a todas aquellas personas que apuntan a la necesidad de sumar al Partido Popular a unas posiciones de defensa de la mayoría social”. Advirtió que esto es “imposible literalmente”, porque el PP “preferencia su alianza con la extrema derecha”.
El también ministro de Consumo y diputado por Málaga recordó que pronto habrá una cita electoral en Andalucía que abrirá “previsiblemente” todo el ciclo electoral y señaló que esas elecciones autonómicas evidenciarán las “contradicciones de un PP” cuyas opciones para volver a gobernar en la comunidad andaluza dependen, según todas las encuestas, exclusivamente de Vox.
Alberto Garzón considera que esta realidad “nos obliga a las izquierdas a construir una alternativa fuerte y contundente en defensa de los servicios públicos y de los derechos de la clase trabajadora”.
Explicó de forma detallada cómo allí donde gobiernan “las derechas están mermando los servicios públicos y, muy particularmente, la sanidad”. Tachó esto de “paradójico”, mucho más después de “sufrir una pandemia con la que nos estamos dando cuenta de la necesidad de protegernos a través de sistemas adecuados de sanidad pública”.
El máximo responsable de IU defendió que son los servicios públicos los únicos que “permiten que todos los ciudadanos tengamos derechos para ser atendidos como pacientes y que no seamos parte de ese otro modelo en el que no somos pacientes con derechos, sino meros clientes con capacidad de pago en el mejor de los casos”.
Garzón criticó directamente que “las derechas de este país han utilizado incluso la propia pandemia, como estamos viendo en los casos de corrupción, para enriquecer a determinadas posiciones de amigos y, sobre todo, para mermar la capacidad del sistema público para hacer frente a las demandas sanitarias de la población”.
Señaló que en este contexto se comprenden mejor “las movilizaciones masivas que se están produciendo en todo el país en defensa de la sanidad pública y, muy particularmente, de la atención primaria”, para defender un “modelo de prevención frente al otro mucho más caro, mucho más ineficiente, pero que abre la puerta a los beneficios de las grandes empresas privadas de la sanidad”.