Hoy, 24 de mayo, alzamos la voz con la fuerza de todas las mujeres que han hecho de la paz una forma de lucha y del desarme una exigencia de justicia. Desde 1915, cuando cientos de mujeres se reunieron en La Haya en plena Guerra Mundial, hasta nuestros días, el movimiento feminista ha sabido que la paz real no se construye con silencios ni con tratados entre potencias, sino con dignidad, justicia y vidas que merezcan ser vividas.
Desde Izquierda Unida lo decimos sin ambages: la paz que nos venden y la seguridad que nos prometen son una farsa cruel. Son discursos huecos que encubren el saqueo, la ocupación, el genocidio y la guerra contra los pueblos. Nos niegan derechos mientras hablan de defendernos. Nos recortan servicios, nos militarizan la vida, nos vigilan, nos empobrecen… todo en nombre de una “seguridad” que no es para nosotras.
No es nuestra seguridad. Es la suya. La de las élites, los lobbies armamentísticos, los gobiernos autoritarios y los intereses geoestratégicos de las potencias.
Y esa falsa paz que invocan en cumbres internacionales o comunicados oficiales, es una paz hecha sobre las ruinas de otras, sobre los cuerpos de otras, sobre la vida negada a pueblos enteros. Es una paz colonial, patriarcal, racista. Una paz impuesta por la fuerza de las armas, por el control de los recursos, por el silenciamiento de las voces incómodas.
No es paz: es dominación con otro nombre. Por eso hoy gritamos con rabia y ternura organizada: nos duele Palestina, nos parte Gaza, y no vamos a callar.
El genocidio perpetrado por el Estado de Israel contra el pueblo palestino no puede ser blanqueado bajo el disfraz de “seguridad nacional” o “derecho a la defensa”. Llamamos a las cosas por su nombre: es limpieza étnica. Es exterminio. Es barbarie. Y es complicidad internacional.
Y mientras tanto, Europa se rearma. Gobiernos progresistas aprueban presupuestos de guerra. La OTAN refuerza su maquinaria. Nos preparan para el conflicto mientras nos hablan de estabilidad.
Pero la paz no se construye con tanques ni con drones. La paz no se firma con contratos millonarios para la industria de defensa. La paz se construye con derechos, con igualdad, con justicia, con feminismo, con solidaridad entre pueblos. Cada euro en armas es un euro robado a la sanidad, a la educación, al cuidado, al futuro.
Desde Izquierda Unida decimos basta. Rechazamos la guerra que se esconde tras el disfraz de la seguridad. Denunciamos el rearme como proyecto político de muerte. Y defendemos una paz desmilitarizada, feminista, profundamente transformadora.
Por eso nos sumamos a la Cumbre Alternativa contra el Rearme Europeo y por la Paz, los días 20 y 21 de junio en Madrid. Porque no nos rendimos. Porque queremos un mundo donde vivir no sea un privilegio, sino un derecho.
