Este 14 de abril se cumplen 94 años de la proclamación de la Segunda República, un proceso histórico que constituyó un avance incalculable para España en términos de democracia, cultura y de justicia social.
No vamos a olvidar, ni dejar de reconocer, la labor de aquellos y aquellas que lucharon por la democracia y la libertad.
El 14 de abril celebramos la vida, la ilusión y la esperanza de un pueblo que se acostó monárquico y se levantó republicano. Hoy traemos esperanza frente al odio de quienes nos quieren llevar al pasado más negro de nuestra historia, frente a quienes tocan tambores de guerra y nos intentan inculcar el miedo y el odio.
Es el momento de trabajar por un país republicano que ponga la vida de las familias trabajadoras en el centro. Un país de trabajadores y trabajadoras proclamaba la constitución de 1931. Hoy, estos trabajadores y trabajadoras, deben ser nuestro eje político. Sus anhelos son los nuestros.
Hablar hoy de República es hablar de valores que el republicanismo hace suyos; de ecologismo, de feminismo, de lucha contra el patriarcado -eje central de la monarquía en España-, de la justicia social, de cultura -sin el castigo mercantilista-, de laicismo, frente a concordatos que se comen el 1% de nuestro PIB.
Hablar, también, de educación pública frente a universidades privadas y educación concertada, una trampa para financiar las escuelas y los institutos privados religiosos a través de dinero público. La República no será posible sin una apuesta revolucionaria hacia la educación de la juventud a la que debemos dirigir este discurso transformador.
Hablar de República es hablar del derecho a la vivienda pública y social, hablar de condiciones de vida dignas para los y las jóvenes, para la clase trabajadora y los sectores populares. Hablar de República es hablar de una plena separación de la justicia del marco político, hablar de una nueva convocatoria por la democracia y quitarles la palabra libertad a aquellos que nos la quieren robar.
El 14 de abril de 1931 nació una república construida de manera participativa por una mayoría que conectó la idea de República a la idea de Progreso. Hoy, además de la idea de progreso, conectamos REPÚBLICA con la palabra Paz.
España, como ya hizo constitucionalmente en 1931, debe renunciar a la guerra como instrumento de política nacional y hacer de la palabra nuestra arma frente a quienes tienen el anhelo del negocio de la muerte y la destrucción. ¡Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen! ¡Malditos aquellos que se lucran con el miedo!
La monarquía carece de legitimidad no solo por su origen histórico y herencia, sino por su corrupción y su papel estructural como enlace y comisionista entre los poderes económicos y los poderes políticos, militaristas y mediáticos. Monarquía es y será sinónimo de pasado y decadencia.
Hoy hacemos un llamamiento al conjunto de la ciudadanía de bien, demócrata y pacifista, para que se sumen a la construcción colectiva del republicanismo. Desde Izquierda Unida reafirmamos, en una fecha como la de hoy, tan importante para la tradición democrática y emancipadora en nuestro país, nuestra firme apuesta por seguir construyendo, juntos y juntas, un Estado Republicano en paz.
¡Salud y República!