Izquierda Unida expresa su “profunda tristeza y dolor” por el fallecimiento de Antonio Romero, “figura imprescindible en las últimas décadas en la lucha por la democracia, la justicia social y la igualdad en nuestro país”. Nació en Humilladero (Málaga) en 1955, localidad donde volvió para pasar de forma tranquila y modesta los últimos años de su vida, sin perder de vista la actualidad política estatal y andaluza, y sin dejar de mantener contacto y llamar por teléfono a sus compañeros y camaradas de Izquierda Unida y del PCE, hasta su muerte hoy en el Hospital de Antequera.
Antonio Maíllo, coordinador federal de Izquierda Unida, como contraste en un día tan triste, califica al dirigente malagueño de IU, del PCE y del PCA, además de sindicalista de CCOO, como “la alegría comunista y militante”, con una trayectoria que deja huella como “ejemplo de compromiso y lucha para mejorar la vida del pueblo que nunca dejó de encarnar”.
Toni Valero, coordinador de IU Andalucía, destaca que “se ha ido una de las personas más insignes del pueblo andaluz”, con “una mente privilegiada, un compromiso inquebrantable”, un compañero que “llevaba allá donde fuera el cariño y fraternidad de quien siempre se supo parte de los más humildes”.
Por su parte, Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista de España y portavoz parlamentario de IU, le recuerda como “un jornalero que luchó toda su vida por la clase trabajadora y por el PCE” y recuerda emocionado que “demasiado pronto hemos sembrado al querido e irrepetible camarada Antonio Romero. Que la tierra te acoja con el mismo cariño el que la defendiste”.
Romero deja tras de sí un legado político y humano que se recuerda ya como ejemplo de coherencia, valentía y compromiso. Trabajador del campo desde los 14 años, se tuvo que formar de manera autodidacta tras dejar la escuela. Se afilió al Partido Comunista de España a los 17 años, también a las Comisiones Obrera, aún en la clandestinidad, luchando desde ambos contra la dictadura, la represión de los últimos años del franquismo y en defensa de los derechos de los trabajadores. Fue nombrado miembro del Comité Central del PCE a los 23 años, como dirigente más joven de este órgano. De la misma forma ocupó el cargo de secretario general del Campo en Andalucía dentro de CCOO.
Antonio Romero dedicó su vida a la lucha política desde diferentes frentes. Fue parlamentario andaluz (1982-1986) en una primera etapa, en la que contribuyó a la redacción del Estatuto de Autonomía de Andalucía. Entre 1986 y 1989 ocupa un escaño por designación autonómica en el Senado.
En las elecciones de 1989 da el salto al Congreso de los Diputados, donde destacó por alzar la voz frente a los abusos del poder y ocuparse como portavoz de impulsar las investigaciones sobre asuntos tan polémicos como el terrorismo de Estado de los GAL o el ‘caso Roldán’ de corrupción política y económica del ex director general de la Guardia Civil. Desde su escaño en el Congreso fue un firme defensor de la soberanía popular y mostró un rechazo claro a la OTAN y a cualquier política militarista.
En 1995 deja el Congreso para presentarse como candidato a la Alcaldía de Málaga. Logra un magnífico resultado para Izquierda Unida, que supera al PSOE y queda como segunda fuerza tras el PP. Sin embargo, pese a dar los números, los socialistas deciden no apoyarle como alcalde y permitir que acceda al cargo por primera vez la ‘popular’ Celia Villalobos. Esta circunstancia le valió el título honorífico de ‘alcalde moral’ de Málaga.
Militante hasta el final
Como coordinador general de IU en Andalucía (1997-2000), opta como candidato a la Presidencia de la Junta. Ocupa un escaño autonómico en una segunda etapa hasta 2008, cuando decide retirarse de la primera línea, aunque sigue vinculado a la actividad política interna de Izquierda Unida, del PCE y del PCA, así como de todas las luchas sociales para lograr una sociedad más justa.
A su pesar, tuvo que soportar la crudeza y el ataque de algunos rivales políticos de otras formaciones, pero sobre todo supo cosechar la sincera amistad de muchas personases. Por ejemplo, el poeta Luis García Montero llegó a escribir de él que ‘Bajo la simpatía autodidacta y militante de un campesino andaluz puede esconderse la inteligencia en estado de gracia’.
Que la tierra te sea leve, compañero.