El diputado andaluz de Izquierda Unida y portavoz en temas de Agricultura del Grupo Plurinacional Sumar, Toni Valero, ha recordado esta tarde en el Pleno del Congreso al Partido Popular que “la democracia comienza en la nevera de las casas de las familias”, mientras que la derecha se dedica solo “a preocuparse por la minoría privilegiada”.
Valero, durante su intervención para explicar el voto negativo a la descafeinada proposición no de ley del partido de Alberto Núñez Feijóo, indició que en realidad “el Partido Popular no pone el foco” en los verdaderos problemas que sufre la gente, “porque no quiere tocar los intereses de esa minoría”. Recordó que la derecha “se ha opuesto a todo lo que mejora el poder adquisitivo de las familias trabajadoras: se opusieron a la ‘excepción ibérica’ (de la energía), se han opuesto a la Ley de Cadena Alimentaria, se opusieron a limitar el precio de las mascarillas y se han opuesto a subir el Salario Mínimo (SMI)”
El diputado de IU por Málaga, comenzó y cerró su intervención indicando con ironía que “se nota que estamos en campaña electoral de las europeas porque el Partido Popular aprovecha cualquier excusa para traer algún mantra negacionista, ahora contra el impuesto al plástico”.
“Se ve -dijo- que no quieren que les adelanten sus ‘primos’ de Vox. Sigan corriendo hacia el precipicio y verán cómo se caen antes que ellos” e insistió en que “cuando pueden, le vuelven a dar una patada a las políticas verdes”, en referencia a ese mismo impuesto al plástico. “Pero sépanlo bien, señorías del PP, cada vez que golpean esa piñata del negacionismo climático, lo que hacen es dejar que caigan frutos que se los quedan sus ‘primos’ de Vox”, apuntó.
Valero criticó que la derecha “solo conoce de oídas” la realidad de la mayoría social. “Por eso, les voy a dar algunos datos sobre esta cruda realidad: resulta que el 50% de los hogares más pobres apenas acaparan el 8% de la riqueza del país, mientras que el 10% más rico acapara el 54% de toda la riqueza. Pero más crudo todavía es que el 1% de los más ricos tienen hasta el 22% de la riqueza de nuestro país”.
Argumentó que no poder comprar productos saludables “carne y pescado fresco o frutas y verduras, y tener que recurrir siempre a los precocinados, significa que si en algo tan imprescindible como la alimentación tienes que ajustar el gasto, es que en otras necesidades tan imprescindibles también te lo estás ajustando”.
“Significa -añadió- que vas a tener peor salud, que no puedes ir al dentista, ir al psicólogo, comprar unos zapatos nuevos a tus hijos o arreglar las humedades de tu casa. Significa que no puedes ni tener una semana de vacaciones fuera de casa, como le ocurre a una de cada tres familias”.
Y fue en este punto cuando Valero apostilló que “ya que estamos en un tiempo en el que es necesaria e imprescindible una regeneración democrática, aporto una idea: la democracia comienza en la nevera de las casas de las familias. Cuanto más saludable y más asequible sea la alimentación para la mayoría social, más calidad democrática tendremos”.
Denunció que buenas parte de las “causas del problema” radica en que “hay una minoría que está robando a una mayoría”, mientras que desde la derecha torpedean a las posibles soluciones. “Resulta que una familia con ingresos medios se gasta hasta el 42% de sus ingresos mensuales en la vivienda. ¿A lo mejor sería una buena idea intervenir en el mercado inmobiliario para regular el precio del alquiler?”
“Resulta que el mes pasado los agricultores y agricultoras vieron cómo vendieron sus tomates a 29 céntimos el kilo, pero esos mismos tomates se vendieron en el supermercado un 669% más caros. Resulta que los ganaderos que vendieron el kilo de ternera a 5 euros y medio vieron cómo se vendía luego a 21 euros el kilo. ¿A lo mejor sería una buena idea intervenir en la cadena alimentaria para que quienes están especulando dejen de hacerlo?”, relató.
Y añadió que “resulta que el año pasado a los agricultores y ganaderos les subieron el precio de los insumos, de las semillas y de los fertilizantes las grandes empresas que no paraban de aumentar sus beneficios”.
“Por lo tanto -resumió Valero-, no hay duda de que la inflación en los productos alimentarios tiene que ver con los sólidos márgenes de beneficios de esas empresas que en la cadena de alimentación están vendiendo insumos y que distribuyen los productos en los supermercados. Son los oligopolios de la agroindustria quienes hacen más difícil a las familias trabajadoras acceder a una alimentación saludable”.
Advirtió que “esas grandes empresas que están controlando los eslabones de la cadena alimentaria” son las mismas que “están teniendo márgenes excesivos de beneficios”. Por ello, apuntó que “si queremos arreglar el problema, por qué no intervenimos poniendo un impuesto a esos beneficios excesivos, para que bajen los precios y para propiciar que así repercuta en una cesta de la compra de las familias trabajadoras”.