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La revolución rural tiene nombre de mujer

Manifiesto de la Red Feminista de IU con motivo del Día Global de la Mujer Rural

Si el mundo rural es disfuncional para el capitalismo, las mujeres rurales lo son aún más. En nuestro país el 15% de la población está censada en municipios rurales, que ocupan el 84% de la superficie territorial. Las áreas rurales están un 9,2% mas masculinizadas que las áreas urbanas, aumentando esa diferencia cuando mas pequeño es el municipio. La tasa de juventud es un 35% inferior que la urbana y la tasa de actividad en los hombres es de un 62,1% y en las mujeres un 51,6%; un coctel perfecto para no facilitar una vida digna de ser vivida.

Las mujeres del medio rural son determinantes para su vertebración territorial y social, sin embargo, el grado de desigualdad entre hombres y mujeres es mas acusado que en el medio urbano. Si hablamos de empleo nos encontramos con temporalidad, precariedad, brecha salarial (las mujeres continúan sobrerrepresentadas en salarios inferiores a 600€ y los hombres en salarios superiores a l 1.6001€.

La vida en el medio rural está lejos de ser ese relato romántico en el que se vive en armonía con la tierra, muy al contrario, es un mundo difícil donde el trabajo y el esfuerzo no es reconocido en esta sociedad capitalista y patriarcal y el de las mujeres mucho más invisibilizado.

A la situación de los servicios públicos, el desmantelamiento de muchos de ellos, sanidad, educación, transporte se une la no existencia de otros relacionados con la dependencia como los centros de día, por ejemplo, son las mujeres quienes mayoritariamente cargan con las tareas de cuidados.

Un día a día sin conexión a internet decente, sin cobertura móvil y con el continuo cierre de sucursales bancarias, que obligan a que cualquier transacción sea online, hacen que la brecha digital sea cada vez mayor y la transformación digital para las mujeres una quimera.

La violencia machista adquiere características especiales en el mundo rural, poblaciones muy pequeñas y núcleos muy cerrados que dificultan las denuncias y tienen consecuencias para las mujeres (mientras la media nacional para denunciar violencia es de 8 años y 8meses en las zonas rurales sube a más de 20 años; sin olvidar el débil desarrollo de las medidas de protección a las mujeres en estos territorios.

La falta de opciones laborales y de servicios para establecer sus proyectos de vida ha provocado que las mujeres fueran las primeras en abandonar el medio rural.

Un modelo productivo basado en la política agraria comunitaria que ni pensó en las mujeres ni contemplo hasta estos últimos años la perspectiva de género.

Alzamos nuestra voz por exigir:

  • La igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres en el entorno rural.
  • Presencia igualitaria en los órganos de decisión desde los municipios, a las OPAS, cooperativas etc.
  • Políticas públicas que permitan reducir el tiempo de los cuidados que las mujeres dedican en el mundo rural y caminen hacia una verdadera corresponsabilidad.
  • Servicios públicos que nos faciliten la vida y el acceso a los recursos, económicos, sociales, culturales, educativos.
  • Programas de formación que rompa la segregación horizontal y vertical.
  • Apostar por una política agraria que no deje abandonadas a las ganaderas de extensivo y a las agricultoras que trabajan desde una perspectiva de sostenibilidad.

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