La semana de la movilidad, que se celebra del 16 al 22 de septiembre de cada año, está organizada por la Dirección General de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea con el objetivo de mejorar la calidad de vida mediante la promoción de la movilidad limpia y el transporte urbano sostenible.
El Ministerio de Transición Ecológica y el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), en España, son quienes coordinan las actuaciones de los diferentes ayuntamientos adheridos. Cada ciudad que participa está obligada a limitar el tráfico en una zona determinada y a proporcionar ventajas para los medios de transporte alternativos (peatones, ciclistas y transporte colectivo).
El objetivo principal de este tipo de celebraciones es la auto-reflexión, es decir, la reflexión individual y colectiva sobre el uso del automóvil en la ciudad. Se trata por tanto de una propuesta pedagógica en el campo de la educación cívica y ambiental, cuyo propósito no puede ser otro que modificar la cultura del automóvil imperante. Y esto, en el contexto actual de emergencia climática y crisis energética, es una necesidad apremiante.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, se estima que en 2015 el conjunto de Europa se produjeron unas 480.000 muertes prematuras por exposición a partículas finas (PM2,5), ozono (O3) y dióxido de nitrógeno (NO2).
Por su parte, EeA (Informe Ruido y Salud DKV-GAES) denunciaba que en 2017 había nueve millones de españoles soportando niveles de ruido de más de 65 decibelios, el máximo recomendado por la OMS.
Sin duda es fundamental, por una cuestión de salud, abordar la necesidad de cambiar la forma en la que nos movemos: más accesibilidad y menos y mejor movilidad.
El 65% de los españoles utiliza el automóvil para desplazarse diariamente en la ciudad, según un estudio de Apphabet (septiembre 2022), y el 53% considera su vehículo imprescindible para moverse cada día. Datos que refuerzan la enorme dependencia del coche y los impactos que esta tiene en distintos ámbitos.
Por ello, el tema anual para este año 2022 es ‘Mejores conexiones’ y tiene como objetivo difundir los beneficios del uso de modos de transporte sostenibles. Con más pueblos y ciudades uniéndose cada año.
En este sentido desde IU apostamos por el ferrocarril, un medio de transporte imprescindible para desarrollar los territorios y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Un medio público que permite conectar, generar oportunidades y equidad, solventando las dificultades del medio rural y fijando población. Reclamamos, junto con todo el movimiento estatal por el Tren, la reapertura del ferrocarril Aranjuez-Cuenca-Utiel, Madrid-Riaza-Aranda-Burgos, la dotación de trenes convencionales a Extremadura, la reapertura de la línea de la Vía de La Plata o la Costa Noroeste de Cádiz, entre otros tramos.
Pero también, y es clave a la luz de los datos de uso del automóvil privado en la ciudad, abordar medidas que reduzca la dependencia del coche: necesitamos municipios donde tengamos las mejores garantías para hacer realidad los desplazamientos a pie y en bici.
Es fundamental el incremento de frecuencias e incluso la instauración de nuevos servicios en pueblos que hasta la fecha están poco conectados y cuya única alternativa de movilidad hasta la fecha es el vehículo privado.
Un pilar es la Educación. Es imperiosa la necesidad de pacificar de tráfico los entornos escolares, permitiendo la existencia de “Caminos escolares seguros” que hagan posible el desplazamiento de las y los más pequeños, a pie o en bicicleta a su centro escolar. Para ello es también fundamental una apuesta decidida por el mantenimiento de la red de escuelas públicas en el medio rural que permitan la accesibilidad de los y las niñas a centros cercanos y reduciendo los desplazamientos en carretera.
Para ello necesitamos proyectos valientes de peatonalización en los municipios, refuerzo del transporte público colectivo y una buena red de carriles bici que esté diseñada para desplazamientos diarios que permitan acudir a centros de trabajo, centros educativos, sanitarios, de ocio, etc.
Junto a las limitaciones y restricciones al automóvil privado es necesario, asimismo, mantener los estímulos positivos, como la gratuidad y/o el abaratamiento significativo del transporte público colectivo o la implementación de cláusulas de movilidad sostenible en los convenios laborales, como recientemente ha llevado a cabo el sindicato CC.OO. con acuerdos en varias empresas donde los trabajadores que optan por no usar el automóvil para su desplazamiento al trabajo reciben diversas compensaciones.
Por nuestra salud y la del planeta, MEJORES CONEXIONES.